Bríndame un presente

¿Y por qué no? Bríndame un presente. Ofréceme tu mejor parte y ponte de mi lado. No me dejes sola ni me tiendas una mano. Camina junto a mí y sujétame de la cintura, evitando que me caiga o patine. Mírame tan débil y finge que no te doy pena y que tú todavía tienes fuerzas para tirar de mí.

Retorno

Hacía mucho que me estaba prometiendo a mí misma volver a escribir, pero apenas he tenido tiempo en este verano, y cuando lo tenía, no encontraba inspiración. Así que ahora casi acabada la estación me gustaría volver a sentir las letras fluyendo por mis dedos y proyectando palabras cargadas de emoción e historias.

Muchas gracias.

PD: Os agradecería que me dierais temas sobre los que escribir, tanto por medio de un comentario, o sencillamente,  un e-mail. De esta forma, también me gustaría notar vuestra fuerza, opiniones y críticas. Un beso.

Pero hasta entonces no me olvides

Y sonríes cuando te enamoras, ríes cuando te emocionas y lloras cuando te enamoras.

La vida es injusta, y tú lo sabes. Pero no puedes hacer nada. Solo te puedes poner a rezar y a aprender a perdonar. Porque, recuerda, que el perdón y las ganas de llorar van juntas, al igual que vuestras manos se volverán a entrecruzar. Pero hasta                                                   entonces: no me olvides.

Es necesario

Y ahora te escribo, cuando ya no debo hacerlo. Solo espero que nunca leas estos reflejos de mi alma aquí plasmados, pues no te los mereces más explicaciones de las que ya te di.

No simboliza nada que esté pensando en ti, lo único, quizás, que te estoy olvidando. Las ilusiones que un día tuvimos son ahora olas que rompen contra mi corazón, sin ningún muro capaz de frenarlas y evitar así su erosión. No es que me esté rompiendo por dentro, no. Mi mente es fuerte y sé que podré volver a amar.

Me olvidaste

Pude ver los restos de lo que fui, las ruinas de mi corazón.

Pude saborear la victoria, pero me hundí y nunca llegué a la meta.

Pude sentir a la soledad siguiéndome, a la vida perdida y que no encontraba camino de vuelta.

Pude morir en tus brazos, pero decidí dar un salto de fe, un salto al vacío.

Pude quererte solo a ti, pero me olvidaste.

Te sonríes porque por fin has encontrado la manera de sentirte cómoda

Cuando nos miramos podemos ver lo que un día perdimos y dejamos atrás. Entonces ese día nos levantamos con más fuerza mientras suena de fondo nuestra canción favorita.

Empezamos a ver la vida con otros ojos, con los ojos de una inocencia perdida. Juzgamos con otro corazón, con un corazón ya herido.  E insistimos en los detalles, detalles que nunca antes habíamos apreciado. Comenzamos a querer nuestra vida, a las personas a las que nunca antes nos habíamos atrevido a saludar, a nuestras mascotas, e incluso, a nuestra ropa. Nos levantamos y miramos el armario. Dentro no hay solo vestidos y blusas monas, descubrimos una sudadera. La recordamos y revivimos los momentos con ella: aquella noche en el parque, aquel lluvioso día de invierno que la usaste para tapar tus libros, o aquel momento en que le abrazaste con ella. Decides ponértela. Te miras al espejo y sonríes. Te sonríes porque por fin has encontrado la manera de sentirte cómoda.          

                                      

Tu pura esencia

Atrévete a desgarrarme el alma como una vez lo hiciste. A dejar de lado mi respiración y a sentir tan cerca la tuya que temblaba. Agárrame por la cintura para evitar que me caiga y congela la imagen. Mantenla en mi mente hasta que todo se acabe. Que aun cuando ya no te vea siga sintiendo tu presencia, tu olor y tu pura esencia.

Lo siento

Y ahora que ni nos miramos lo siento. Lo siento, lo noto y te pido perdón. No fui quien tú quisiste y no lo pude cambiar. Te mentiría si te dijese que lo intenté, pero si te sirve de algo, lo soñé. Y ahora me arrepiento, me duele vernos así. Ni siquiera escribo esto pidiéndote otra oportunidad, lo hago porque mis lágrimas hacen tiempo que se acabaron y mi corazón se está apagando. Si cuando conseguí querer tú no lo hiciste, ¿de qué nos valió?

Cientos de sueños y miles de ideas

Tengo cientos de sueños y miles de ideas, ganas de querer más, miedos abandonados y superados.

La perfección es inalcanzable aunque tus ojos me valen. Que tu mirada se clave en mi alma y sonría, que me sonría solo a mí. Sonará caprichoso, pero es melancólico.

Todavía no he aprendido. Quiero más y más cuando tú ya te has ido.

Escribir con lágrimas en los ojos

Escribir es la manera de evadirse de la realidad. De desahogarse. Es la forma de expresar unos sentimientos que no tenemos claro y necesitamos expulsarlos, decirlos y gritarlos.

Las palabras nos lo facilitan. Nos dejan emitir los sonidos con su pronunciación y nos permiten disfrutar de la más bella de las manifestaciones.

Al escribir, al dejarnos llevar, disfrutamos de verdad. Es solo entonces cuando vemos que nos hemos equivocado y que nada de lo que hacemos lo sentimos de verdad. Solo pensamos aquello que escribimos e ignoramos el resto. Las emociones se deslizan en cada sílaba y en cada letra corren las lágrimas que un día derramamos  sin saber por qué.

Pruébame

 Pruébame. Oblígame a demostrarte lo que valgo y a enseñarte lo que hay dentro de mí.

Sonríeme y haz de mis labios algo único.

Quiéreme y dame la oportunidad de hacerlo sin miedo a dañarnos.

Dime que mis ojos fueron lo que un día tú anhelaste y que ahora que los has encontrado te quedas junto a ellos.

Perderse

Perderse para algún día encontrarnos es la mejor sensación. 

Olvidarse de un pasado que no volverá y adentrarse en un presente que sólo nosotros dos escribimos. 

Querernos hasta morir y resucitar por amor es lo único que pedimos para no abandonarnos. 

Crecer, crecer lo más rápido posible amándonos para llegar a lo más alto.

Las calles

Las calles vacías nos indican que hace mucho que nadie se para a mirarlas, que nadie encuentra en ellas la belleza de otro tiempo. Nadie sonríe al pasear por ellas y nadie se detiene a pensar en su historia.

Calles en las que se han vivido tensiones, emociones, sentimientos. En las que se ha llorado, reído y hasta seguido a masas, ahora solo nos piden que las permitamos seguir viendo estas historias desde cada farola, banco o alcantarilla en la que una mujer se enganchó un zapato al correr a los brazos de su novio.

Hoy nos siguen observando, e incluso, protegiendo. 

Hoy me he muerto

Hoy me he muerto. Me he encontrado perdida, sin rumbo, sin nadie que me haya cogido de la cintura y llevado hasta el altar. Los sueños volaron y los besos se esfumaron. Las miradas se pierden en el mar y los pies caminan sobre las montañas.

Lo vemos fácil. Lo sentimos y lo tocamos, pero nunca llegamos a alcanzarlo, cogerlo y atraparlo. Lo tenemos miedo y, en ocasiones, huimos. Por supuesto, no sabemos definirlo. Ni siquiera, tenemos una palabra para llamarlo. Pero cuando hablamos de ellos, nuestros ojos verdes nos desvelan lo que sentimos.

La lluvia acorta distancias

Saber que está tan cerca de tuyo y no lograrlo. Cruzarte con él todos los días en tu trayecto al trabajo, deseando que el encuentro se produjera debajo de algún andamio, que estrechase la acera y acortase la distancia que os separa; o quizás, en un día de intensa lluvia pudieras cogerle del brazo bajo su paragüas y en algún traspiés besarle mientras que el agua procedente de aquellas negras nubes os inunda de emociones y deseos.

Blanco

Aquella mañana era especial. Desperté sobre ti. Tu cuerpo desprendía calor. Miré la hora en el viejo reloj que descansaba sobre mi mesita, era tarde. Me levanté silenciosamente, no sin antes darte una caricia y hundir mi cara sobre tu blanco cuerpo. Tras ducharme, regresé a tí. Estabas frío, ya no me apetecía volverme a dormir. Te cogí por uno de tus extremos y te deslicé tapando mi  cómoda almohada. De esta forma, querida sábana, hice la cama aquel día.

Entendámonos

Tengamos una perfecta comunicación. Una comunicación total. En la que no hagan falta las palabras. Que fluya a través de los ojos y sea entendida con el corazón. En la que los gestos hagan de palabras, las sonrisas de comas y los besos de puntos. En la que lo más importante no sea lo que hagamos, sino lo que sintamos, y sobre todo, como reaccionemos.

San Valentín 2015

Ayer fue un día especial, San Valentín. No me he atrevido a escribir sobre ello hasta hoy, quizás, porque sé lo que se esconde tras ese día que no a todos nos traen buenos recuerdos. Pero es momento de pasar de año, de darnos cuenta, que no queremos volver a atrás y mirar                                          hacia un 14 de febrero de 2015.

¿Y qué más se puede decir?

¿Y qué más se puede decir cuando crees que ya está dicho todo, que sobran las palabras y ahora los silencios valen más?

¿Y qué puedes susurrar para romper un silencio en el que nadie está a gusto?

¿Y por qué no un “te quiero”? Dos palabras que si las pronuncias de forma auténtica y verdadera, dejando que fluyan tus sentimientos por cada una de las sílabas, puedes cambiar el mundo.

                    

Mutación

Sigo pensando que nunca hemos cometido ningún error. Que no hemos hecho nada malo, y por tanto, no tenemos por qué arrepentirnos por nada. Ni siquiera debemos recordar lo que un día nos cambió, o mejor dicho, nos mutó, es decir, lo que nos hizo sufrir una transformación completa. Nunca hemos vuelto ni volveremos a ser lo que por un tiempo fuimos, aunque tampoco deberíamos.

¿Año nuevo, vida nueva?

¿Qué os parece esta proposición? ¿Por qué no empezar este año olvidando, perdonando, amando y disfrutando? No está mal soñar con otra vida y tampoco está prohibido probar cosas nuevas.

Podemos cambiar la manera de entender todo lo que nos rodea y luchar por una existencia mejor. Ir ascendiendo poco a poco, llegar a abrazar nuestras mayores aspiraciones y dejar atrás miedos y temores. Dejar que el tiempo borre las huellas por donde un día pasamos y que conserve las que dejaremos marcadas bien fuertes en el sendero que escogeremos.

FELIZ AÑO 2014 ¡¡¡