Lo buenos momentos no
deberían ser más que buenos recuerdos entre tú y yo. Las palabras bonitas, no deberían transformarse más que en hechos inmemorables;
y no en tragedias inacabadas. Los besos que compartimos ahora deberían estar
formando parte de la colección de gestos que nos regalamos.
Sin embargo, todo esto hace
mucho que se olvidó, que se escabulló de nuestros recuerdos como jamás deberían
haberse escapado. No hay arrepentimiento en nuestro rostro, más bien odio.
Odio, que nació de la necesidad. La necesidad de estar juntos, de tocarnos,
rozarnos, desaparecer de la vida de la
otra persona y olvidarnos de los besos, abrazos y sentimientos compartidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario