Señálame y di que no me
quieres. Que todo lo que hemos vivido no ha significado nada para ti. Coge mi
rostro entre tus manos y atrévete a no acariciarlo. Recorre tus manos por mis
labios y siéntete capaz de no besarlos. Cógeme de la cintura y suéltame sin que
te haya producido el más mínimo placer. Pero sobre todo, mírame con tus fríos
ojos azules y permítete el lujo de no perderte en los míos. Intenta olvidarme tras
nuestra última pérdida del control.
Sólo si has conseguido todo
esto, entonces ya no merecerá la pena estar junto a ti. Pero si te permites
acercarte a mi mejilla, si tus ojos dejan ver un último destello de amor,
entonces, nada habrá acabado y yo me quedaré siempre junto a ti, sin
arrepentirme de haber perdido el tiempo en cada prueba de amor que nos
hiciésemos. Porque ese el el único tipo de amor que existe, el de verdad.
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